Dejarse llevar intuitivamente por las caidades de los distintos materiales para las artes plásticas, aporta diversión y mantiene despierto nuestro modo natural de asimilar el mundo, estimulando la curiosidad y la capacidad creativa. Las sesiones pueden convertirse en juegos basados en la experiencia sensorial o laboratorios para dejar actuar nuestro pensamiento constructivo y científico.
El arte, como el juego, forma parte de la condición humana y es un elemento clave en el desarrollo de la persona. Las ideas preconcebidas, consideraciones estéticas y prejuicios de mercado sobre lo que “es y no es arte” a menudo nos distancian de esta actividad desde muy temprana edad, privándonos de una de las fórmulas más saludables de alcanzar bienestar personal y espiritual.
Es importante no disuadir a niños y jóvenes del juego creativo del arte, dándoles a conocer distintas opciones, permitiéndoles experimentar con espontaneidad y evitando emitir juicios de valores que únicamente responden a estereotipos pasajeros.
Los adultos que sienten que fueron alejados de este medio por haber recibido valoraciones negativas, consecuencia de esa confusión educacional que todavía persiste, también pueden desandar el camino y retomar su intención y entusiasmo iniciales.